Annie Ernaux, la número 17
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1 año 6 meses antes - 1 año 5 meses antes #164
por club-lectura
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Annie Ernaux, la número 17 Publicado por club-lectura
Annie Ernaux (Lillebonne, Francia, 1940) es la última ganadora del Premio Nobel de Literatura y también la mujer número diecisiete en conseguirlo. Según la Academia sueca, este premio se le ha concedido “por el coraje y la agudeza clínica con la que descubre las raíces, los extrañamientos y las trabas colectivas de la memoria personal”. Estamos totalmente de acuerdo: Annie Ernaux hace suya la idea de que todo lo personal es político (o colectivo), y por eso en los más de veinte libros que lleva escritos nos cuenta su vida para hacerla nuestra, una vida que quizá no sea muy diferente de la de muchas mujeres de esa época: nacida en la posguerra, es hija única de padres humildes y muy trabajadores (tienen un bar-tienda en las afueras de Yvetot, Francia), con una infancia feliz y conforme con todo lo que la rodea (“A los doce años vivía dentro de los códigos y las normas de ese mundo sin sospechar que pudieran existir otros”); sus padres quieren para ella una vida mejor que la suya, y se esfuerzan para que la adolescente Annie vaya a un colegio privado. Como cualquier chica de su edad, llega el momento de descubrir que hay otro mundo ahí afuera, y empieza a compararlo con el que tiene en casa, y, claro, este último sale perdiendo. El suyo es un mundo inamovible, hecho de “palabras opacas, piedras imposibles de mover” por el que empieza a sentir vergüenza. Es una alumna excelente y va a la universidad. Se queda embarazada y le practican un aborto clandestino (son los años 60 en Francia). Se casa muy joven con un hombre de clase social superior a la suya y tiene dos hijos. Sigue estudiando e intenta compatibilizar los estudios con la vida de madre y de esposa, a la vez que empieza a escribir. En los 80 se separa y continúa como profesora, hasta que, a partir del año 2000 se dedica únicamente a escribir.
Pero, ¿qué tiene de diferente la vida de Annie Ernaux para que nos calen tanto sus libros?
En primer lugar, que se dedique a contárnosla pormenorizadamente en todos y cada uno de ellos, porque vivir no le es suficiente (“lo que cuenta, no es lo que sucede, es lo que se hace con lo que sucede”), con un estilo sencillo y directo, y una clara voluntad antirretórica que ella misma se impone, como signo de fidelidad al habla de sus padres, de su mundo infantil en la casa-tienda-bar, y que hace que sus páginas sean algunas veces muy duras a la vez que hipnóticas: “Creo que siempre intento escribir en esa lengua material de entonces, y no utilizar unas palabras y una sintaxis que nunca se me hubieran ocurrido en aquella época. Nunca conoceré el encanto de las metáforas, el júbilo del estilo”.
Y en segundo lugar que todas sus historias están presididas por eso que siempre traspasa la experiencia personal para convertirla en colectiva: las diferencias de clase y las diferencias de sexo. Como dice Marta Sanz: “ clase, raza, edad, sexo. Duras está en el centro de la tripa de Annie Ernaux”.
Las primeras, las diferencias de clase, protagonizan de principio a fin su primer libro: Los armarios vacíos (1974):
“Me han seccionado en dos, eso es, mis padres, mi familia de obreros agrícolas, de peones, y la escuela, los libros, los Bornin. El culo entre dos sillas, esto te empuja al odio, así que había que elegir”. Y ella eligió la escuela, los libros, el separarse de sus padres, para luego terminar por comprenderlos y acercarse a ellos, sobre todo a su madre (su padre murió pronto). Escribe cosas muy fuertes de las que dice no arrepentirse porque así las sentía en ese momento. La educación, la cultura, el sexo, son una forma de ser ella misma, sin sus padres, una forma de acercarse al otro mundo, al que por lógica le estaba vedado (“yo podía no estar ahí por un pelo, una decisión tomada de golpe”) y a la vez vengarse de él (“ahora se retuercen, pobres entecos, sobre mi falda, los que ni siquiera me conocían hace tres años. Mi revancha”). El libro empieza y termina con el episodio que marcó su vida: el aborto clandestino que le practicaron cuando tenía apenas 20 años y que Annie Ernaux convierte en la crónica de un fracaso personal y social: su única manera de salir del mundo de sus padres era mediante el estudio, y este quedaba truncado con el embarazo inesperado (fracaso personal). La única solución para ella era el aborto, que estaba prohibido en la Francia de los años sesenta (fracaso social). De ahí que ese “acontecimiento” aparezca una y otra vez en sus libros, como el principio de todo:
“No es cierto, no nací con ese odio, no los detesté siempre, a mis padres, a los clientes, la tienda… a los otros, los cultivados, los profesores, los como dios manda, también los odio ahora. Estoy hasta el vientre de todo. Con unas ganas tremendas de vomitar sobre ellos, sobre el mundo entero, sobre la cultura, sobre todo lo que he aprendido. Jodida por todas partes…”
Uno de sus libros más famosos y estremecedores es El acontecimiento (hay una estupenda película basada en el mismo ), en el que cuenta con frialdad y desnudez este episodio.
Las segundas, las diferencias de sexo, quedan recogidas en su siguiente novela, La mujer helada (1981), casi una continuación de Los armarios vacíos, que, aunque incluye episodios de su infancia y adolescencia, se centra, también con crudeza y casi desapego, en su noviazgo, matrimonio, maternidad y posterior divorcio de Philippe Ernaux: “Acabaron, sin que me diera cuenta, los años de aprendizaje. Después se convierte en una costumbre. Una suma de ruiditos en el interior, molinillo de café, cazuelas, profe discreta, mujer de ejecutivo vestida de Cacharel o de Rodier en el exterior. Una mujer helada”. En 2022 dirigió, junto a su hjio, un interesante documental hecho con las grabaciones familiares en súper 8 de esa época y que se puede ver en plataformas .
A partir de ahí, en el resto de su obra, Annie Ernaux vuelve una y otra vez sobre los mismos temas en un intento de comprender y reconciliarse con sus padres (El lugar, La vergüenza, Una mujer, Aún no he salido de mi noche), así como con sus amores después del divorcio (Pura pasión, El hombre joven).
Casi todos los libros de Annie Ernaux están en la Biblioteca , así es que no hay excusa para no leerla. Si queréis empezar, podéis hacerlo con las primeras páginas de El acontecimiento y El lugar que os dejamos en adjuntos, así como el cartel de este Club de Lectura dedicado al último Premio Nobel de Literatura.
Pero, ¿qué tiene de diferente la vida de Annie Ernaux para que nos calen tanto sus libros?
En primer lugar, que se dedique a contárnosla pormenorizadamente en todos y cada uno de ellos, porque vivir no le es suficiente (“lo que cuenta, no es lo que sucede, es lo que se hace con lo que sucede”), con un estilo sencillo y directo, y una clara voluntad antirretórica que ella misma se impone, como signo de fidelidad al habla de sus padres, de su mundo infantil en la casa-tienda-bar, y que hace que sus páginas sean algunas veces muy duras a la vez que hipnóticas: “Creo que siempre intento escribir en esa lengua material de entonces, y no utilizar unas palabras y una sintaxis que nunca se me hubieran ocurrido en aquella época. Nunca conoceré el encanto de las metáforas, el júbilo del estilo”.
Y en segundo lugar que todas sus historias están presididas por eso que siempre traspasa la experiencia personal para convertirla en colectiva: las diferencias de clase y las diferencias de sexo. Como dice Marta Sanz: “ clase, raza, edad, sexo. Duras está en el centro de la tripa de Annie Ernaux”.
Las primeras, las diferencias de clase, protagonizan de principio a fin su primer libro: Los armarios vacíos (1974):
“Me han seccionado en dos, eso es, mis padres, mi familia de obreros agrícolas, de peones, y la escuela, los libros, los Bornin. El culo entre dos sillas, esto te empuja al odio, así que había que elegir”. Y ella eligió la escuela, los libros, el separarse de sus padres, para luego terminar por comprenderlos y acercarse a ellos, sobre todo a su madre (su padre murió pronto). Escribe cosas muy fuertes de las que dice no arrepentirse porque así las sentía en ese momento. La educación, la cultura, el sexo, son una forma de ser ella misma, sin sus padres, una forma de acercarse al otro mundo, al que por lógica le estaba vedado (“yo podía no estar ahí por un pelo, una decisión tomada de golpe”) y a la vez vengarse de él (“ahora se retuercen, pobres entecos, sobre mi falda, los que ni siquiera me conocían hace tres años. Mi revancha”). El libro empieza y termina con el episodio que marcó su vida: el aborto clandestino que le practicaron cuando tenía apenas 20 años y que Annie Ernaux convierte en la crónica de un fracaso personal y social: su única manera de salir del mundo de sus padres era mediante el estudio, y este quedaba truncado con el embarazo inesperado (fracaso personal). La única solución para ella era el aborto, que estaba prohibido en la Francia de los años sesenta (fracaso social). De ahí que ese “acontecimiento” aparezca una y otra vez en sus libros, como el principio de todo:
“No es cierto, no nací con ese odio, no los detesté siempre, a mis padres, a los clientes, la tienda… a los otros, los cultivados, los profesores, los como dios manda, también los odio ahora. Estoy hasta el vientre de todo. Con unas ganas tremendas de vomitar sobre ellos, sobre el mundo entero, sobre la cultura, sobre todo lo que he aprendido. Jodida por todas partes…”
Uno de sus libros más famosos y estremecedores es El acontecimiento (hay una estupenda película basada en el mismo ), en el que cuenta con frialdad y desnudez este episodio.
Las segundas, las diferencias de sexo, quedan recogidas en su siguiente novela, La mujer helada (1981), casi una continuación de Los armarios vacíos, que, aunque incluye episodios de su infancia y adolescencia, se centra, también con crudeza y casi desapego, en su noviazgo, matrimonio, maternidad y posterior divorcio de Philippe Ernaux: “Acabaron, sin que me diera cuenta, los años de aprendizaje. Después se convierte en una costumbre. Una suma de ruiditos en el interior, molinillo de café, cazuelas, profe discreta, mujer de ejecutivo vestida de Cacharel o de Rodier en el exterior. Una mujer helada”. En 2022 dirigió, junto a su hjio, un interesante documental hecho con las grabaciones familiares en súper 8 de esa época y que se puede ver en plataformas .
A partir de ahí, en el resto de su obra, Annie Ernaux vuelve una y otra vez sobre los mismos temas en un intento de comprender y reconciliarse con sus padres (El lugar, La vergüenza, Una mujer, Aún no he salido de mi noche), así como con sus amores después del divorcio (Pura pasión, El hombre joven).
Casi todos los libros de Annie Ernaux están en la Biblioteca , así es que no hay excusa para no leerla. Si queréis empezar, podéis hacerlo con las primeras páginas de El acontecimiento y El lugar que os dejamos en adjuntos, así como el cartel de este Club de Lectura dedicado al último Premio Nobel de Literatura.
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Última Edición: 1 año 5 meses antes por club-lectura.
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- Billie
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9 meses 3 semanas antes #184
por Billie
Respuesta de Billie sobre el tema Annie Ernaux, la número 17
Me interesa mucho Annie Ernaux porque me produce sentimientos encontrados.
Una amiga me regaló Pura pasión por ser un libro que a ella le había fascinado y pensó que a mí también lo haría.
Pues lo cierto es que sí, pero al lado de esa fascinación apareció también un rechazo visceral.
Es la historia de su enamoramiento, mejor digamos apasionamiento, por un hombre bastante más joven que ella. Describe sus sentimientos con gran intensidad y de forma muy minuciosa. Del mismo modo nos presenta una relación que es muy desigual, ya que ella es totalmente dependiente de él (no tienen nombre). Yo no lo entendía y a medida que avanzaba la lectura me encontraba más y más incómoda pensando cómo una mujer madura, con experiencias sentimentales, culta e inteligente aceptaba un papel no sólo pasivo, sino también humillante.
Con una prosa concisa y luminosa a la vez, la narradora presenta un caso de "amour fou", de un enloquecimiento total por la persona amada, de no poder pensar en otra cosa que en sus breves momentos junto a él. Pero no se siente culpable, no tiene remordimientos ni se plantea terminar la relación. Sabe que es lo que está haciendo y eso la lleva a ser muy feliz y terriblemente desdichada. Y acepta esa parte de sí misma, que en el tiempo que duró la absorbió y no le dejó ser nada más que ese ser apasionado.
Annie Ernaux presenta sus sentimientos sin edulcorantes, describiendo con un escalpelo, sin excusas. Y este hecho nos lleva a plantearnos preguntas, más aún en estos tiempos, por fin, de reivindicación del ser mujer dueña de ti, del respeto que debe igualar a hombres y mujeres y de las acciones que hay que poner en marcha para defender la dignidad. O no?
Una amiga me regaló Pura pasión por ser un libro que a ella le había fascinado y pensó que a mí también lo haría.
Pues lo cierto es que sí, pero al lado de esa fascinación apareció también un rechazo visceral.
Es la historia de su enamoramiento, mejor digamos apasionamiento, por un hombre bastante más joven que ella. Describe sus sentimientos con gran intensidad y de forma muy minuciosa. Del mismo modo nos presenta una relación que es muy desigual, ya que ella es totalmente dependiente de él (no tienen nombre). Yo no lo entendía y a medida que avanzaba la lectura me encontraba más y más incómoda pensando cómo una mujer madura, con experiencias sentimentales, culta e inteligente aceptaba un papel no sólo pasivo, sino también humillante.
Con una prosa concisa y luminosa a la vez, la narradora presenta un caso de "amour fou", de un enloquecimiento total por la persona amada, de no poder pensar en otra cosa que en sus breves momentos junto a él. Pero no se siente culpable, no tiene remordimientos ni se plantea terminar la relación. Sabe que es lo que está haciendo y eso la lleva a ser muy feliz y terriblemente desdichada. Y acepta esa parte de sí misma, que en el tiempo que duró la absorbió y no le dejó ser nada más que ese ser apasionado.
Annie Ernaux presenta sus sentimientos sin edulcorantes, describiendo con un escalpelo, sin excusas. Y este hecho nos lleva a plantearnos preguntas, más aún en estos tiempos, por fin, de reivindicación del ser mujer dueña de ti, del respeto que debe igualar a hombres y mujeres y de las acciones que hay que poner en marcha para defender la dignidad. O no?
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