Ante la demanda energética actual, el uso de energías renovables, como la solar y la eólica, se ha vuelto cada vez más importante. Sin embargo, como depende de factores estacionales, como que haga sol o sople el viento, es necesario encontrar formas de almacenamiento para usar la energía cuando haga falta. Para ello, las baterías, que son eficientes, poseen larga vida útil y requieren un bajo mantenimiento, son una opción.
Entre las baterías recargables, las de ion litio llevan años a la cabeza por su alta densidad energética y se han vuelto clave en dispositivos portátiles y vehículos eléctricos. No obstante, su dependencia de recursos limitados y concentrados geográficamente fuera de España, plantea riesgos económicos, de sostenibilidad y dependencia. En respuesta, el «Pacto Verde Europeo» de la Unión Europea ha impulsado el desarrollo de alternativas más económicas y sostenibles, como las baterías de ion sodio, que ofrecen una solución prometedora para garantizar un almacenamiento energético limpio, seguro y accesible, ya las que se va a dedicar el proyecto ROBIN de la Universidad de Córdoba que ha celebrado su primera reunión de arranque.
A pesar de su mayor disponibilidad, independencia geográfica y menor impacto ambiental, las baterías de ion sodio también tienen que afrontar retos como mejorar su densidad energética e incrementar su vida útil. Para optimizar su competitividad, el proyecto ROBIN se centrará en la fabricación de electrodos con bajo impacto ambiental. En concreto, realizarán recubrimientos avanzados para mejorar la conductividad, estabilidad y vida útil de las baterías, además de reducir los desechos.
Dentro de las baterías, los iones (que en este caso serán de sodio) se mueven de un electrodo a otro en función de si se están cargando o descargando. Este movimiento constante desgasta los electrodos. “Es un daño similar al que sufre una baraja de cartas al ser usada repetidamente. Para solucionarlo, el proyecto ROBIN busca recubrir los electrodos, como si se 'plastificara' una baraja, protegiéndolos para prolongar su vida útil. Estos recubrimientos deben ser optimizados para mejorar el rendimiento y garantizar la durabilidad del sistema, permitiendo que el ion sodio siga siendo una opción viable y sostenible”, explica Rafael Klee, investigador principal del proyecto, perteneciente al departamento de Química Inorgánica e Ingeniería Química y quien lleva vinculado a la UCO desde 2014 estudiando e investigando en materiales y electroquímica.
El proyecto ROBIN (Recubrimientos Optimizados para Baterías de Ion-Na) está financiado en la Línea I del Plan Propio de Investigación Aplicada de la UCO, en su Fase II.