Veinticuatro meses de trabajo y dos veranos a más de 40 grados han pasado los integrantes del equipo de investigación AGR 221 Silvopacicultura para probar cuáles son las especies más adecuadas para reducir la virulencia con la que los incendios forestales amenazan a las zonas de viviendas repartidas por el monte.

Escondido entre miles de archivos digitales del Instituto Geográfico Nacional de España y sin mover un solo centímetro cúbico de tierra, el equipo de investigación ‘Antiguas Ciudades de Andalucía’ de la Universidad de Córdoba ha conseguido localizar el anfiteatro de la ciudad romana que albergó el actual yacimiento de Torreparedones, ubicado en los términos municipales de Baena y Castro del Río. 

Cada español consume en casa casi 8 kilos de queso al año.

Desde que Prometeo modeló a los hombres a partir de un poco de barro después de su enésima bronca con Zeus y el doctor Frankenstein –el moderno Prometeo como lo llamó su autora Mary Shelley- trató de imitarlo intentando devolver la vida a un cadáver a base de corrientes eléctricas, la ficción no ha cesado en su intento de presentar relatos más o menos verosímiles en los que el ser humano consigue por fin dominar la vida.

‘Nunca es mal año por mucho trigo’, dice el refranero agrícola y explica el Instituto Cervantes que en el campo siempre se ha entendido que “la abundancia de cosas útiles no causa perjuicio”. 

La complejidad del interior de las células parece no tener límites. Y sin embargo, cada día, la comunidad científica logra dar un paso más. Desde que a mediados del siglo XIX se lograra por primera vez aislar el ADN, la Biología Molecular y la Genética no han parado de ofrecer nuevos datos que permiten ir entendiendo los procesos que ocurren en el núcleo de las células y que determinan la vida. Hace décadas que los investigadores fijaron su atención en los daños que sufre el ADN y cómo se las apaña la célula para repararlos.

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